lunes, 30 de junio de 2008

No pasa nada, tenemos Arconada!


Aquel 27 de junio de 1984 Luis Miguel Arconada mostró uno de sus lados más humanos. Era el primer día de su vida en la treintena y cuando echó su cuerpo encima del balón, y este le sorprendió con un inesperado rebote, supo que acababa de cumplir muchos años más. Aunque llevaba tiempo ganándose un sitio en la memoria colectiva de todo un país y en la de todo el fútbol, aquel fallo le sitúo en el que no le correspondía.

Confesó, dos decadas después, que le había pasado lo mismo que si estuviera intentando hundir una pelota en una piscina. El arbitro también jugó su papel, pues se había inventado la falta a favor de los franceses. El partido iba bastante bien, con una España que, contra pronóstico, estaba jugando de tú a tú a la poderosa Francia de Platini y Luis Fernández. Pero aquel gol fue un mazazo moral. El tipo que más infalible parecía de los nuestros acababa de tener el más desgraciado error de su carrera. Tal vez, el único que se le recuerda.

Esa maldita pelota recorrió el metro que había entre la presión del torso de Arconada y la línea de gol. La línea, que hacía de frontera entre el fracaso y la anécdota, no pudo, tampoco, frenar la pelota y Francia se anotó el gol más afortunado que se recuerda en final alguna. Allí fue donde nació el hoy ojalá enterrado, jugamos como nunca, perdimos como siempre.

Arconada siempre es un nombre que irá asociado a aquel recuerdo, pero Arconada siempre fue y será mucho más que eso. Comandó en aquella eurocopa un grupo de jugadores a los que no les falto la suerte, como tampoco les sobraba el talento. Su actuación contra Alemania, y tantos otros de sus partidos, perfectamente podría haberlos firmados Casillas. Arkonada, aunque no sólo Arkonada, aupó a la mejor Real Sociedad de la historia, que es mucho mejor historia que la del 90% de los equipos nacionales, precisamente, por esa época. Ganó dos ligas y tres trofeos zamora, y pese a ser considerado uno de los mejores porteros del mundo, del interés de equipos incluso extranjeros, Arkonada renunció a ganar mucho dinero por su amor a los colores. Aquella Real Sociedad, por cierto, estuvo a punto de jugar la final de la copa de europa. El mejor Hamburgo de la historia, que sería campeón después, le privó de ello en semifinales. A los alemanes los entrenaba un tal Ernst Happel, austríaco insignie del fútbol, tanto que el Pratter (escenario de la final de esta eurocopa) lleva su nombre desde su fallecimiento.

Supe por primera vez de la existencia de Arkonada, precisamente, el día de su cumpleaños. Ese día nos jugábamos los octavos de final contra Yugoslavia, los octavos del primer mundial que yo vi. Arkonada se había retirado el año anterior, pero yo, a mis tiernos cinco años, tampoco me enteraba muy bien de si jugaba o no. De lo que sí que me enteraba era lo que hablaban mi padre y mis tios. Yo prestaba mucha atención cuando hablaban de fútbol, porque los mayores no suelen hablar de juegos. Y hablaban estupendamente del tal Arconada. Y se acordaban de su cumpleaños con cariño y admiración, mientras rememoraban sus hazañas.

Cuando el domingo, Palop, acudió a su cita con la gloria ataviado con la camiseta de Arconada, a Luis le debió dar un vuelco el corazón. Allí en el palco, invitado personalmente por su verdugo aquel día, hoy mandamás, vio como el fútbol le hacía un cariñoso homenaje. El fútbol personalizado en Palop, que también ha hecho historia sólo por este detalle. Mi padre, que en paz descanse, me enseñó con Arconada que la grandeza también se demuestra con los fallos. Yo tarde en entender la grandeza de admirar al que tiene el fallo por todo menos el fallo, pero sobretodo, por el desconsuelo de éste. Porque Arconada, que fue noble y grande, admirado y vulnerable sólo aquella tarde, merecía tan bonito homenaje. Gracias Palop por acordarte.

EDIT: Gracias también a Jose Miguel Muñoz, también implicado en este sincero homenaje.

3 comentarios:

TrEzE dijo...

grande Tomás, grande.

Eco dijo...

Me gustan los poemas que hay en post anteriores. Y si entendiera de fútbol (es que soy una recién nacida en esto del deporte) también me gustaría este post.

Saludos.

Palabra dijo...

Los escribe el duendecillo que vive dentro de mi. Yo,los paso al ordenador cuando el resto de los macarras que viven de mi me dejan. Me alegro de que te guste aspirante que aspiras!