Grafitteros

- Escribo por que me vacío, bailo por que apenas se hablar.

Mientras que el mundo huye de la oscuridad, encerrándose en sus casas cómodas, con sus ordenadores y microondas, en la calle se cuece otra vitalidad, habitat de seres no comunes que adoran a la luna como un pez al mar.

Cuando las calles parecen desiertas, cuando cierran las tiendas y menos viva parece la ciudad, pandillas de noctámbulos convencidos, armados de venenos y nuevas ideas, acechan la gris rutina que campa casi siempre. La combaten y la evitan, como magos que son, armados de colores risas y músicas, superando la tiranía de lo mismo, la dictadura del todos igual.

Se dejan ver. Y se dejan imitar. Buscan entre los perdidos otra forma de no ganar, de no competir contra nada más que ellos mismos. No conocen el miedo, pero también los verás temblar. De frío y algo más. Se emocionan cuando se cruzan con la sinceridad. Se enfurecen si detectan un exceso de tranquilidad que rompa la armonía de la eterna lucha entre el Puedo y el No podrás. Aman. Y se hacen amar.

Pasan las noches corriendo de aquí para allá. Buscando una nueva pared, un nuevo sitio en el que colocar algo tan efímero cómo disponga la autoridad municipal, un arte tan fugaz que irradia vida, como el campo cuando empieza a florar. Combaten la mortecina mediocridad de los muros sin decorar, luchan por evocarnos paisajes que nos evadan de nuestra cárcel de asfalto, trabajo y vida social. Merecen nuestro aplauso. Consiguen mucho más.