Se han ido las letras.
(Se marcharon sin mí)
Perdido el apetito de escribir
he escrito el apetito de pedir.
No están.
De madrugada las perdí,
en un antro vodevil.
En el suelo tuvieron que terminar
cuando al compás de un jazz
de tarántula noctámbula
me alejé de ahí.
Quedaron abandonadas,
retazos de un mundo gris,
a la espera de un hada
que también me rescate a mí.
Antes no era así.
Salía a la vida por la mañana
y escondida en la resaca
la libreta venía aquí.
Era puro frenesí,
descorchaba textos y verbos
de modo experto y honesto.
Me revoloteaban versos heridos de bala,
frases muertas de miedo,
palabras con agujero,
números que siempre sumaban cero.
Pesa escribir en pasado.
Revivir asuntos olvidados.
Con ellas, lo único que hago,
tirando piedras al lago
de mi ánimo vaciado
y viciado,
oposito para ahogado,
para iluso desconsolado
que destila olor a naúfrago
sin nunca haber navegado.
Ya sabeis si veis un abecedario dando tumbos,
hacermelo llegar de vuestros mundos.
(Se marcharon sin mí)
Perdido el apetito de escribir
he escrito el apetito de pedir.
No están.
De madrugada las perdí,
en un antro vodevil.
En el suelo tuvieron que terminar
cuando al compás de un jazz
de tarántula noctámbula
me alejé de ahí.
Quedaron abandonadas,
retazos de un mundo gris,
a la espera de un hada
que también me rescate a mí.
Antes no era así.
Salía a la vida por la mañana
y escondida en la resaca
la libreta venía aquí.
Era puro frenesí,
descorchaba textos y verbos
de modo experto y honesto.
Me revoloteaban versos heridos de bala,
frases muertas de miedo,
palabras con agujero,
números que siempre sumaban cero.
Pesa escribir en pasado.
Revivir asuntos olvidados.
Con ellas, lo único que hago,
tirando piedras al lago
de mi ánimo vaciado
y viciado,
oposito para ahogado,
para iluso desconsolado
que destila olor a naúfrago
sin nunca haber navegado.
Ya sabeis si veis un abecedario dando tumbos,
hacermelo llegar de vuestros mundos.
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